Cine Sonoro.
Nueva York, en abril de 1927. En los primeros años después de la
introducción del sonido, las películas que incorporaban diálogos
sincronizados fueron conocidas como "películas sonoras". En los años
1930, las películas sonoras eran un fenómeno global. En los Estados
Unidos, ayudaron a asegurar la posición de Hollywood
como uno de los sistemas culturales/comerciales más potentes del mundo.
En Europa (y, en menor grado, en otros lugares) el nuevo desarrollo fue
tratado con desconfianza por muchos directores de cine y críticos a los
que les preocupaba que, el centrarse en los diálogos, trastornaría la
principal virtud estética del cine mudo. En Japón,
donde la tradición de cine integraba cine mudo con interpretaciones
vocales en directo, las películas sonoras se arraigaron con gran
lentitud. En India,
el sonido fue el elemento transformativo que llevó a la rápida
expansión de la industria del cine del país, la más productiva del mundo
desde principios de los años 1960.
Importancia del sonido en el cine.
En
este negocio no siempre importa tanto de lo que los espectadores ven,
como lo que creen ver . Un actor que lanza un golpe hacia la cara de
otro fallará deliberadamente, sabiendo que el ruido de los nudillos al
golpear la carne será luego incluido en la pista de sonido. El sonido
manipulado es muy importante en los FX, y el responsable debe
considerar su uso cuando planifica una toma o una secuencia.
En la actualidad, el sonido en el cine es un hecho consumado y asimilado, a tal grado que lo entendemos como indispensable a la expresión cinematográfica. Hoy la sonorización de una película no se considera una opción del director, no parece incomodarle a nadie, y mucho menos es una novedad que sorprenda al público, incluso podría decirse que no demasiadas personas lo notan especialmente, excepto cuando se trata de la originalidad musical de una película. En los certámenes cinematográficos se premia el mérito técnico en la sonorización de las películas pero no se repara especialmente en el uso creativo del sonido; a diferencia de la musicalización, que sí se reconoce ampliamente e incluso se comercializa con enorme éxito la música original de muchas películas. El sonido en el cine resulta tan “normal” que no advertimos su valor estético o narrativo... hasta que vemos una película muda.
Imaginemos una escena en un restaurante en el cual aparecen dos personas cenando. Lo que el espectador ve es una mesa elegante, dispuesta con cubiertos de plata y candelabros haciendo juego. Aparece un camarero, entrega un menú a la pareja y luego toma el pedido. Sabemos que nos encontramos en un local concurrido porque , aunque veamos sólo una pequeña parte de él, podemos oir el rumor de las conversaciones y el repiqueteo de los cuchillos y tenedores contra los platos, mientras que la risa de una mujer llega a nosotros desde el otro lado de un salón invisible.
El restaurante que estamos presenciando no existe en realidad, fuera del cuadro solo hay un estudio de filmacion . Hemos sido despistados adrede. Obviamente ningun director le encantaría tener que filmar una secuencia en un espacio tan reducido, pero para una breve toma que nos ponga en situacion, la puesta en escena cumplira perfectamente su proposito. El escenografo, ayudado por los efectos de sonido, habra podido crear un restaurante entero en unos pocos metros cuadrados.
En la actualidad, el sonido en el cine es un hecho consumado y asimilado, a tal grado que lo entendemos como indispensable a la expresión cinematográfica. Hoy la sonorización de una película no se considera una opción del director, no parece incomodarle a nadie, y mucho menos es una novedad que sorprenda al público, incluso podría decirse que no demasiadas personas lo notan especialmente, excepto cuando se trata de la originalidad musical de una película. En los certámenes cinematográficos se premia el mérito técnico en la sonorización de las películas pero no se repara especialmente en el uso creativo del sonido; a diferencia de la musicalización, que sí se reconoce ampliamente e incluso se comercializa con enorme éxito la música original de muchas películas. El sonido en el cine resulta tan “normal” que no advertimos su valor estético o narrativo... hasta que vemos una película muda.
Imaginemos una escena en un restaurante en el cual aparecen dos personas cenando. Lo que el espectador ve es una mesa elegante, dispuesta con cubiertos de plata y candelabros haciendo juego. Aparece un camarero, entrega un menú a la pareja y luego toma el pedido. Sabemos que nos encontramos en un local concurrido porque , aunque veamos sólo una pequeña parte de él, podemos oir el rumor de las conversaciones y el repiqueteo de los cuchillos y tenedores contra los platos, mientras que la risa de una mujer llega a nosotros desde el otro lado de un salón invisible.
El restaurante que estamos presenciando no existe en realidad, fuera del cuadro solo hay un estudio de filmacion . Hemos sido despistados adrede. Obviamente ningun director le encantaría tener que filmar una secuencia en un espacio tan reducido, pero para una breve toma que nos ponga en situacion, la puesta en escena cumplira perfectamente su proposito. El escenografo, ayudado por los efectos de sonido, habra podido crear un restaurante entero en unos pocos metros cuadrados.
Si
bien es cierto que para lograr la mayor naturalidad el sonido debe
integrarse armónicamente al todo y buscar la espontaneidad en los
diálogos y en los ruidos, también es verdad que las posibilidades
dramáticas del sonido se apartan, necesariamente, de la “naturalidad” y
“espontanidad” del realismo. Es decir, que muchos de los toques
expresivos que el sonido imprime a una película no tienen un referente
directo en la realidad sino que son producto de la creatividad del
director. La selección que el realizador hace de los sonidos no debe
partir, necesariamente, de la realidad objetiva, sino de su propia idea
de cómo su película debe sonorizarse. El sonido significó un reto
creativo para los directores, así como el cine mismo lo fue en sus
inicios.
Bandas Sonoras memorables.
Constantine
Constantine (2005) es una película de 2005. Es un thriller de acción dirigido por Francis Lawrence y protagonizado por Keanu Reeves y Rachel Weisz. Con un guión de Kevin Brodbin y Frank Cappello , la película se basa en John Constantine, personaje de los cómics de Hellblazer de DC Comics.
La película, que fue recibida por los críticos de cine con reacciones
mixtas, retrata a John Constantine como un cínico con la capacidad de
percibir y comunicarse con semi-ángeles y semi-demonios en su verdadera
forma. Busca la salvación de la condenación eterna en el infierno por un intento de suicidio en su juventud. Constantine exorciza
los demonios de vuelta al infierno, en un intento de ganarse el favor
de los Cielos, pero se ha convertido en trabajo de tiempo completo. Con
la muerte inminente, ayuda a un detective de policía con problemas y
aprende la verdad acerca de la muerte de su hermana, mientras
simultáneamente se desentraña una trama mucho más grande y oscura.
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